FreeDeLibre nace
justo cuando ya hace seis años que empecé mi andadura dentro de la propiedad
intelectual, allá por 2008. Fue durante cuarto de carrera y cuando, a partir
del estudio de los derechos de autor y los derechos conexos, di a parar de
bruces con el conocimiento abierto y la cultura libre de la mano de mi siempre
querido Luis Anguita. Durante los dos años que me quedaban de carrera, el año
de máster y mis años posteriores en la profesión, seguí especializándome en el
tema, nunca perdí de vista cada paso que daba L.Lessig,
seguí entusiasmada la lucha contra la SOPA y la PIPA
en EEUU y lloré personalmente la trágica muerte de Aaron Swartz
(aquí "The Internet's own boy: The story of Aaron Swartz", un documental recién estrenado
sobre su vida y su persona).
Sin
embargo, no ha sido hasta 2014 en que he retomado el camino que hace años
emprendí y que durante algún tiempo había abandonado, bien orientada gracias al
otro cofundador de FreeDeLibre, compañero y buen amigo donde los haya, que ya
llevaba tiempo hablándome de la economía colaborativa. Gracias a él cayó en mis
manos el libro de Albert Cañigueral, Vivir mejor con menos,
al que le siguieron innumerables artículos y un repaso al libro que tanto me
inspiró en su día, Free Culture.
Y fue en ese momento cuando descubrí para qué servía la pieza perdida que había
llevado todos estos años en mi bolsillo: el conocimiento abierto y la cultura
compartida era uno de los pilares de esta nueva revolución social que se viene
llamando economía colaborativa. Y me di cuenta de que yo, en todo eso, podía
tener algo que decir. Algo que crear. En definitiva, algo con lo que
participar, colaborar y compartir. La chispa había surgido.
Y
de estas reflexiones, compartidas con el otro cofundador y mano a mano en todo
momento, surgió FreeDeLibre. Un proyecto que nació con el objetivo de
beneficiarnos nosotros de su actividad positiva, de beneficiar al mundo de la
economía colaborativa y de beneficiar a la sociedad en general.
Dentro
de los propósitos del proyecto, se encuentra el dar a conocer y hacer más
accesible la propiedad intelectual y, más concretamente, los derechos de autor
y su regulación básica a la sociedad para invitar a todos sus miembros a que
dejen de temer a estos derechos de autor. Temor que normalmente se debe al
desconocimiento así como al abuso que actualmente se lleva a cabo con ellos. Creemos
que antes de hablar de apertura del conocimiento hay que educar en qué es el
derecho de autor para poder asimilar mejor los conceptos que manejamos de
conocimiento abierto y cultura libre.
El
nombre FreeDeLibre, de hecho, surge de la idea que en su día popularizó Lessig
en este mundillo de que cuando hablamos de “free culture”, o cultura libre en
castellano, el concepto de free no es free as in free beer but as in freedom,
es decir, lo que en castellano podríamos convertir en que estamos hablando de
contenidos libres, no de contenidos gratis.
Es
una realidad fácilmente constatable que ahora mismo estamos viviendo una
auténtica demonización del concepto de derechos de autor así como de la
propiedad intelectual en general, principalmente alimentado por entidades de
gestión, como son la SGAE o CEDRO, que actúan de manera completamente abusiva y
monopolística; y también por parte de las industrias culturales de cualquier
naturaleza, ya sean musicales, editoriales, audiovisuales, etc… Ambos arropados
y al amparo de las actuales regulaciones en la materia.
Éstas
actúan como auténticos lobbies, expandiendo un auténtico pavor en la sociedad,
sobre todo en los usuarios consumidores de contenidos. Pero también en los
creadores que no quieren verse sometidos a los corsés marcados por las
regulaciones y las gestiones dudosas de las entidades de gestión. En relación a
este tema, y en concreto a la gestión de las obras en el ámbito musical, es muy
interesante la reflexión que realiza Ainara LeGardon
en su trabajo ”Otro modelo es posible”, muy recomendada lectura, donde evalúa el impacto
de las licencias libres en la gestión de las obras musicales por parte de la
SGAE.
Las
posiciones encontradas de los dos sectores, se transforman de manera inmediata
en una reacción radicalizada en cadena: cuanto más radical se comporta una de
las partes de la ecuación, más radical es todavía la reacción de la contraria.
Si la industria prohíbe, la regulación persigue y las entidades de gestión
abusan, los usuarios, consumidores de contenidos o creadores infringen cada vez
de manera más agresiva los derechos de autor o incluso cejan en su empeño de
ejercitar sus derechos de autor a su voluntad o interés. Ya sea por puro
desconocimiento de los mismos o por miedo a la reacción destructiva de los que
se erigen protectores de los mismos. O por ambos. Y cuando más se tira de la cuerda,
más cerca estamos de romperla.
Es
más que necesario luchar para evitar estas tensiones, ayudando a encontrar un
equilibrio basado en el respeto a los derechos de una y otra parte, educando a
los miembros de la sociedad como partícipes que son de la propiedad intelectual
y los derechos de autor, pues ambos están mucho más incorporado en la sociedad
de lo que en general se tiende a creer y es un tema que, dándonos mayor o menor
cuenta, nos afecta a todos.
Debemos
empoderar a todos esos miembros de la sociedad en tanto el conocimiento como el
ejercicio de los derechos, sean cuales sean: ejercitar, defender o renunciar a
tus derechos como creador, aprender a defender los límites a los mismos si eres
un usuario consumidor de contenidos protegidos y a beneficiarte de los mismos,
sabiendo dónde está el límite a esos contenidos protegidos, como puede ser el
dominio público, ya sea éste legal o voluntario. Y también, a raíz de la
regulación existente en la actualidad, educar en la liberalización de los contenidos
de manera que se module el nivel de derechos que protegen las obras, a voluntad
del autor y en defensa del bien común.
Por
otro lado, tanto Administraciones Públicas como entidades educativas o
entidades privadas de cualquier naturaleza no son tampoco conscientes de la
importancia que tiene la implementación de una cultura de datos en abiertos y
de conocimiento compartido. Para nosotros es fundamental la implementación de
los datos en abierto en las Administraciones Públicas para fomentar la transparencia
tanto en el flujo de información, como en el acceso a la misma por parte de
todos los miembros de la sociedad. Apertura equivale a transparencia y en la
sociedad actual de la inmediatez y de las nuevas tecnologías, no hay excusa
para que toda la información pública no sea accesible de manera limpia, directa
y completamente en abierto.
Igualmente
nos preocupa enormemente el problema actual que se vive en relación a la
ciencia en abierto, que afecta principalmente a Universidades y entidades
educativas y de investigación ya que, en relación a la ciencia que se crea al
amparo de estas entidades educativas y que está ya previamente subvencionada
por el Estado, no podemos seguir permitiendo que editoriales y entidades de
gestión sigan guardando bajo llave obras y conocimiento que tendrían que tener
un acceso totalmente abierto, tanto para los usuarios como para sus propios
creadores y que se amparan en la titularidad y ejercicio de los derechos de
autor para echar el cierre a ese acceso, no reportando ningún beneficio ni tan
siquiera al autor de dichas obras. Sin mencionar el detrimento que causa al
efectivo acceso universal a la cultura.
Todos
los temas mencionados no son más que pinceladas de un breve catálogo que nos
permite asomarnos, de lejos y con cuidado, a situaciones actuales que se viven
en relación a la propiedad intelectual y los derechos de autor y a por qué
consideramos que los principios y acciones de FreeDeLibre juegan un papel
fundamental en la creación de una sociedad más abierta, libre y colaborativa
gracias a su acción empoderadora, y por qué consideramos que absolutamente
todos los miembros de la sociedad pueden resultar beneficiados mediante una
mejor gestión de los derechos de autor y el establecimiento de una comunidad
que tienda hacia el conocimiento abierto y la cultura libre.
El
acceso a la cultura, el acceso a nuestro acervo cultural, es un derecho
reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo
27 así como por la Constitución Española en su artículo 44. Y desde FreeDeLibre
creemos que urge encontrar el equilibrio entre el derecho de acceso a la
cultura y el derecho a la propiedad y, más concretamente, el derecho a la
propiedad intelectual.
Por
eso, emprendemos este camino en busca de ese equilibrio que, aplicando el
sentido común, esté orientado a la defensa de la cultura libre y a la apertura
del conocimiento, desde el respeto a los derechos de autor, aunque ese respeto
pase por la modificación de las regulaciones actuales, puesto que éstas no
satisfacen las necesidades reales de la sociedad actual, no contemplan
conceptos tan relevantes como el de fair use, menoscaban la importancia
del dominio público o nos privan a toda la sociedad del acceso a obras a las
que tendríamos que acceder de manera totalmente abierta.
Creemos
firmemente en que el empoderamiento provoca una reacción inevitable de
responsabilidad en la sociedad. Una sociedad empoderada y nutrida de
conocimiento se siente responsable de su propio destino, de sus propias
acciones. Es, en definitiva, más
libre.