No puedo encontrar mejor tema introductorio para dar la bienvenida a este blog que la diatriba que, marcando mi carrera educativa y profesional, ha de volver loco a cualquiera: ¿cuál viene a ser, exactamente, la diferencia entre Propiedad Intelectual y Propiedad Industrial?
Para empezar, algún jurista que no sea español o relacionado con nuestro sistema dudará de la respuesta pues le será ligeramente ajeno el concepto de la Propiedad Industrial pues considerará toda la materia incluida en el concepto de “Intellectual Property”, que viene a englobar todas las creaciones del espíritu así como otros bienes intangibles del tipo de marcas, patentes, etc.
Pero ya sabemos que “Spain is different”: nuestra doctrina tiene separado en dos lo que la mayor parte del resto del mundo, tiene compactado en uno.
En nuestro caso, cuando nos referimos a Propiedad Intelectual estamos haciendo referencia, grosso modo, únicamente al internacional concepto de copyright, es decir, nuestro patrio concepto de Derechos de autor y Derechos conexos: materia específica objeto de estudio de la rama del Derecho Civil.
Sin embargo, cuando hacemos referencia a la Propiedad Industrial nos estamos refiriendo al resto de supuestos jurídicos: patentes, marcas, modelos de utilidad, signos distintivos, denominaciones de origen, etc. Esta materia específica, a diferencia de la anterior, forma parte del objeto de estudio de la rama del Derecho Mercantil.
La división temática pudo, en su día, tener cierta justificación. Pero en un entorno globalizado como el actual, donde la regulación de la Propiedad Intelectual tiende a estar ampliamente uniformizada, opino que la división ya carece totalmente del sentido.
Y peor aún, corremos el riesgo de que estas diferencias nos separen aún más de las legislaciones de otros países vecinos.
Doy entonces comienzo a este blog con este interesante tema, pidiendo la unificación de materias, criterios y regulaciones en esto de esta, nuestra, Propiedad Intelectual e Industrial. Tendamos a la unificación de conceptos para favorecer el flujo de conocimiento y mercado.
Buena lectura.
