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jueves, 30 de mayo de 2013

¿Toma el usuario "pirata" una decisión racional que maximiza su utilidad?

Para finalizar con esta serie de entradas sobre piratería de contenidos digitales y tras haber dejado planteado hasta ahora el problema de la identificación de nuestro consumidor "pirata" y las posibilidades que ofrecen las redes P2P o las descargas directas, ahora me interesaría hacer un breve análisis final sobre cómo podría valorar el consumidor "pirata" su situación personal de cara a decidir qué sistema le compensa más de los dos analizados.
Consideremos al usuario como un ser racional, maximizador de utilidad y de beneficio. De cara a tomar su decisión estrella tendrá en consideración cuatro variables principales:
  • El precio que paga, durante el mismo período de tiempo de la demanda, por tener ese acceso directo a esos contenidos.
  • Los costes de transacción que le suponen, de media, el acceso a esos contenidos.
  • Una variable personal, difícil de determinar, que está relacionada con la pericia del usuario, su equipamiento informático o su edad y posición social.
  • La demanda real de contenidos que hace en un periodo de tiempo determinado.
El equilibrio entre las cuatro variables es lo que determinará la elección final del usuario consumidor.
Hemos de entender que tanto la demanda como el precio se mantienen estables en el corto y medio plazo, mientras que los costes de transacción tienden a disminuir en el medio plazo porque la experiencia en el uso de las tecnologías hace que el coste de transacción marginal de cada una de las descargas sea cada vez menor.
Valoremos individualmente estas variables atendiendo a las dos posibilidades que hemos dicho que puede tener nuestro usuario "pirata": ¿P2P o descarga directa?
En cuanto al coste del servicio elegido, es decir, el precio que paga el usuario, en el caso de las redes P2P el servicio es gratuito. Sin embargo, el caso de las descargas directas, los servidores que alojan los contenidos pueden ser gratuitos o de pago. En el caso de ser gratuitos, desaparece el coste económico pero aumenta el coste de transacción de cada una de las descargas, teniendo que hacer frente a las barreras de acceso al producto que comenté anteriormente en otra entrada previa. En el caso de que fuese de pago, aumenta el coste económico pero disminuyen los costes de transacción, siendo el acceso al contenido directo, más rápido y pudiendo descargar simultáneamente varios archivos. De esta manera no sólo se ahorra en el tiempo empleado en la velocidad de la descarga, sino también en la búsqueda y en el trámite de esa descarga: el usuario no tiene que estar pendiente de que termine la descarga en curso para comenzar la siguiente sino que las descarga todas de manera simultánea.
Valorando los costes de transacción que implica cada método, hay que tener en cuenta que de media, en el caso de las redes P2P, los costes de transacción son bajos puesto que los conocimientos requeridos para su acceso y utilización son también bajos y el proceso de instalación es sencillo. 
En contraposición, en el caso de la descarga directa, los costes de transacción son bastante más elevados debido a que hay que tener un conocimiento más amplio de la red, de su funcionamiento, opciones y servicios. Aún así, hay que tener en cuenta que aunque el coste de transacción de obtener ese contenido en este caso es alto, su punto álgido es el inicial: cuando el usuario adquiere cierta experiencia en el uso de este método, el descenso en los costes de transacción marginales es bastante elevado, lo que hace que el coste de transacción en general baje también hasta casi igualarse con el de las redes P2P. 
La conclusión es que estos costes, en ambos casos, tienden a disminuir siempre.
En relación directa con los costes de transacción está esa variable personal que no podemos controlar, que se compone de la pericia del usuario, el tipo de conexión de Internet a la que tenga acceso o el equipo informático con el que cuente. Incluso también la edad, su rango generacional o su estrato social.
Por último, hay que tener en cuenta la demanda de contenidos que hace de media en un tiempo determinado el usuario consumidor. En el caso de las redes P2P, cuantos más archivos se descarguen, más capacidad operativa resta al ordenador y más repartida entre todos los archivos estará la capacidad de descarga de su conexión a Internet. Y aunque en este último punto coincide con la descarga directa, la principal diferencia radica en que, una vez iniciado el programa P2P, éste va ganando velocidad con el transcurso del tiempo on-line y también con el número de archivos que tenga el usuario “puestos a disposición”: cuantos más archivos, más capacidad de descarga. La otra cara de la moneda en este asunto es que el tiempo que se requiere en las P2P para la descarga de un archivo es muy superior a la descarga directa, por lo que tendremos que mantener el ordenador en estas condiciones de operatividad reducida mucho más tiempo.
Sin embargo, la descarga directa hace uso del máximo posible de la conexión a Internet desde el principio de la descarga. De esta manera, accediendo antes al contenido que descargamos dejamos libre mucho más rápido el ordenador, pudiendo operar con éste en otras tareas o pasando a descargar otro archivo en un breve periodo de tiempo por lo que, finalmente, la demanda a la que se puede enfrentar el usuario es más elevada en el caso de la descarga directa que en el caso de las redes P2P.
Como conclusión, creo que debemos entender que, aún hablando de consumidores “a la sombra de la legalidad”, seguimos hablando de seres racionales a los que interesa maximizar su beneficio y utilidad. Aplicando individualmente los criterios expuestos, podremos entender cómo el consumidor "pirata" encuentra la solución a su “duda existencial” sobre si descargar en una red P2P o acudir a la descarga directa.  

Y es que no debemos olvidar que estudios similares al este análisis pueden resultar de gran importancia para una correcta valoración de este problema en todas sus facetas y la persecución y castigo que haya de darse a estos consumidores de contenidos "piratas".

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