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lunes, 25 de febrero de 2013

P2P y descarga directa: la piratería como "ciencia"

Cuando hablamos de piratería sabemos que en la red existen múltiples maneras de intercambiar archivos de manera fraudulenta y, de hecho, algunos autores se lanzan a la aventura de la enumeración, incluyendo dentro de los diversos métodos, por ejemplo, el correo electrónico(1). Pero creo que los dos de más relevancia en el mundo de la piratería y cuyo análisis y comparación puede resultar de interés, son las redes P2P y la descarga directa. Probablemente por ser los métodos más incontrolables y con más posibilidad de causar daño a la industria y/o a los autores.
Desde que en el caso Napster(2)  saltara a la palestra judicial en diciembre de 1999(3),  y empezaran a proliferar las redes P2P, éstas han dado la vuelta al concepto de compartir contenidos digitales viniendo a desbaratar la industria de la propiedad intelectual, tanto musical, editorial, como audiovisual. A través de las redes P2P se pueden compartir archivos directamente de usuario a usuario por medio de un programa concreto y son ejemplo de éstos, no solo el antiguo Napster o el Kazaa sino, actualmente Bittorrent o Emule(4).

En cambio, la descarga directa, de una manera muy breve, consiste en que el sujeto que decide poner a disposición del público ciertos contenidos en la red, ha de subir un archivo a un servidor que se dedica al almacenamiento de contenidos y que los ofrece en forma de links directos al propio servidor, para su posterior descarga(5). Es decir, en este caso, el archivo no se comparte directamente de ordenador a ordenador sino que hay que ponerlo a disposición del público a través de un servidor externo. Los usuarios que suben los archivos publican, posteriormente, en foros descarga directa(6) esos links para que los usuarios que quieran descargar esos contenidos sean redireccionados al servidor donde el archivo se almacena.(7)
Sigo con un breve análisis comparativo de ventajas y desventajas entre ambas opciones.
Para empezar, es interesante desgranar las ventajas que presenta la descarga directa frente a las redes P2P. Los consumidores de contenidos por la vía de la descarga directa, normalmente acaban conociendo a ciertos usuarios que suben contenidos (y que llamaremos “uploaders”), que lo hacen de manera rápida, eficaz y de buena calidad. Un sistema basado en la confianza donde esta fama, en los foros de descarga, es fácilmente sostenible. Sin embargo en las redes P2P, aunque también es posible localizar a un “uploader” determinado que haga unas “subidas” seguras y de calidad, la suplantación es mucho más sencilla(8). Es una conducta bastante frecuente que los usuarios que descargan (y que llamaremos “downloaders”), pueden solucionar poniendo a bajar simultáneamente varios archivos diferentes que almacenen el contenido deseado.

Otra ventaja de la descarga directa es que la propia descarga, al ser directamente realizada desde un servidor determinado, es más rápida que en el caso de las redes P2P. No depende de que los usuarios sigan almacenando el contenido en sus ordenadores o de que estén conectados a la red. La descarga no se detiene nunca mientras el ordenador esté conectado. En los programas P2P es frecuente que la descarga no sea continua y se interrumpa. Un ejemplo: partiendo de una conexión de aproximadamente 100 Mbps, en la práctica, el tiempo estimado que tardaría en descargarse una película de unos 700 en una red P2P sería más de un día, mientras que en el caso de la descarga directa, no llegaría a la hora. 
Y una última ventaja para los "downloaders" es que, en el caso de las descargas directas, no es necesaria la instalación previa de ningún programa ni la puesta a disposición de ningún archivo. Los links que nos dirigen al archivo deseado se localizan normalmente en un foro y el archivo se descarga, en un servidor. En ningún momento el “downloader” ha de tener vinculación directa con ninguno de ellos. (Si bien algunas web de servidores requieren un registro previo, la mayoría ni tan siquiera eso, lo que garantiza un nivel mayor de intimidad y seguridad para el que descarga).
Pero no todo son ventajas. También hay inconvenientes. En primer lugar, la descarga directa hace necesario que el “downloader” ponga en marcha sus técnicas de búsqueda cada vez que se pone en busca de un contenido determinado(10). El programa P2P solo requiere una breve sesión de aprendizaje: la de la descarga e instalación del propio programa.
Precisamente esa necesaria búsqueda previa, más compleja que en las redes P2P, hace que los costes de transacción sean más elevados y alejen al usuario medio(11) de la posibilidad de usar este método de manera frecuente.

Otro inconveniente que presenta este sistema de descarga directa es el de las barreras de acceso. Los contenidos pueden ser accedidos directamente y de manera más rápida, pero para que esto sea así se ha de pagar un precio determinado. En caso de no pagarse ese precio, el servidor sólo dejará al usuario descargar un limitado número de archivos o de MB de manera simultánea(12), esperando cierto tiempo entre ellos y convirtiendo la descarga en no tan directa(13).

Un último inconveniente a tener en cuenta es que ese dinero que se abona por el servicio no está relacionado con los derechos de autor. Lo que se paga mediante esa cuota (diaria, mensual, semestral o anual) es el propio servicio de almacenamiento, descarga y visionado on-line. Pero sigue estando prohibido subir contenidos protegidos por cualquier derecho de propiedad intelectual, pudiendo los responsables retirar dichos contenidos del propio servidor. El hecho de que, de esta manera, siga siendo ilegal la subida (¿y la descarga?) de archivos por este medio, cuando además el usuario está pagando por ello, puede hacer que el "downloader" se retraiga ante este servicio: si es igual de ilegal, ¿por qué pagar? Un inconveniente añadido a éste mismo es que los “uploaders” tienen muchos servidores disponibles para subir los archivos: que un usuario pague una cuenta no le garantiza que vaya a encontrar el contenido que busca en ese servidor en concreto.

De manera que, al final, incluso para el usuario experimentado suben los costes de transacción (o incluso los costes económicos, si la opción consiste en tener diversas cuentas abiertas en diversos servidores). Opción que tampoco parece la óptima y que al usuario no le va a salir rentable. La dificultad de uso puede acabar siendo de tal envergadura y los costes de transacción tan elevados, que el “downloader”, independientemente de que sea usuario medio o experto, termina acudiendo a otros proveedores: normalmente, las redes P2P. De ahí que éstas siempre acaben siendo el centro de interés en cuanto a descargas ilegales se trata: para la doctrina en sus estudios, para la industria en sus resultados y para los usuarios en sus necesidades. 
Como conclusión solo me queda hacer un último apunte: ¡No lo intenten en sus casas!
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1. Hecho que no deja de resultarme sorprendente puesto que, si bien la música sí podría ser enviada, ningún servidor de correo electrónico podría soportar el intercambio de un archivo audiovisual (un capítulo de una serie de televisión de 45 minutos, aproximadamente, viene a pesar una media entre 150 MB y 1 GB; una película de calidad aceptable, de una hora y media de duración, pesa una media de entre 600 MG y 2 GB y una película en alta calidad, de hora y media de duración, sobrepasará casi seguro los 2 GB de peso). Un servidor de correo de los más utilizados, con alta capacidad, como es Gmail, almacena unos 7500 MB, pero solamente es capaz de enviar como contenido adjunto dentro de un correo, un máximo de 25 MB. Esto supone que deberíamos fragmentar el archivo audiovisual en numerosas partes para proceder a su envío. Resulta obvio, llegados a este punto, que los costes de transacción del envío de ciertos archivos vía e-mail es tan elevado, que el usuario es muy posible que no llegue ni a plantearse esta opción.
2.Napster fue la primera red P2P de intercambio de archivos entre particulares, que permitía poner el archivo a disposición de otros usuarios desde el ordenador de un usuario concreto. El programa indexaba todos los ficheros que estaban siendo compartidos y el motor de búsqueda redireccionaba al usuario que buscaba el archivo hacia el ordenador del usuario que lo contenía.
3.Napster fue demandada por varias productoras fonográficas, que alegaron una infracción directa de los derechos de reproducción y distribución sobre obras musicales.
4. Recomiendo la consulta de los análisis realizados en torno a los conceptos tratados en esta entrada, tanto en Ledesma Ibáñez, J., “Piratería digital en la propiedad intelectual”, Barcelona 2011, en sus páginas 44 a 46 como en Garrote Fernández-Díez, I., “El Derecho de Autor en Internet. La directiva sobre derechos de autor y derechos afines en la sociedad de la información”, Comares, 2001.
5. Ejemplos de estos servidores son ahora, tras el cierre de "Megaupload", “Uploaded”, "Bitshare", "Depositfiles" o "Rapidgator", entre otros.
6. Un claro ejemplo de estos foros es http://www.forodeseries.net o en las comentadas en la siguiente nota.
7. Íntimamente relacionado a la descarga directa está el ofrecer los contenidos para su visualización en streaming, como hacía el ya desaparecido“Megaupload” cuyo grupo contaba con el servicio de “Megavideo” y que, en lugar de poder descargarte los archivos en tu ordenador, lo que haces es visualizarlo directamente, en streaming, desde el ordenador. Las controvertidas paginas Web http://www.seriesyonkis.com http://www.peliculasyonkis.com ohttp://www.seriespepito.com hacen uso de ambas posibilidades: publican links a contenidos en streaming y también links de descarga directa de esos mismos archivos.
8. Bastaría con cambiar el nombre del archivo que estamos poniendo a disposición del público, añadiendo el nombre del “uploader” que sabemos que es de fiar y suplantando así su identidad.
9. Es obvio que estos costes marginales también se van reduciendo con el paso del tiempo, pues el usuario encuentra páginas Web de confianza, con amplios contenidos y su búsqueda empieza a restringirse a unas determinadas webs o foros de descarga. Salvo, por supuesto, que lo que busque sea un contenido muy concreto que sea difícil de encontrar, que no sea muy popular o cuyos links de descarga estén deshabilitados en sus lugares habituales de búsqueda. En este caso, el usuario tendrá que volver a la Red, en busca de otros proveedores que le faciliten el acceso al contenido que está buscando. Esto puede resultar muy complejo si lo comparamos con la indexación que hacen los programas P2P, donde todo el contenido puede ser accesible desde un único punto de búsqueda.
10. Para un usuario avanzado de Internet, probablemente el uso sea mucho más accesible y los inconvenientes no lo sean tanto, pues su agilidad de movimientos en la red le permitan un uso más rápido y eficaz de la misma. Cuando éste valore los costes empleados en acceder a esas descargas directas, serán ínfimos comparados con los beneficios que le reporta la descarga directa y la obtención de contenidos de una manera “casi”instantánea (en comparación con el coste que supone la espera y la incertidumbre de las descargas de las redes P2P).
11. Los usuarios han encontrado solución a este “problema” consistente en que, si no se tiene cuenta de pago, se limita la descarga. Y es que el “uploader” fragmenta el archivo en varias partes (más fáciles, por otra parte, de subir y descargar), y sube cada una de esas partes a varios servidores diferentes. De esta manera, el “downloader” que tiene cuenta en, al menos, un servidor determinado, puede descargar todos los contenidos de ese servidor en concreto; mientras que el “downloader” que no tiene cuenta en ninguno de los servidores, puede acceder directamente a todo el contenido simultáneamente, al poder descargar cada una de las partes del archivo fragmentado en diversos servidores.
12. Para el visionado on-line también tiene el usuario un tiempo determinado. Agotado éste, tendrá que esperar unos determinados minutos, horas o incluso al día siguiente para seguir disfrutando de contenidos en streaming.

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